La población de escolares con necesidades educativas es muy diversa, tanto desde el criterio médico ( diagnóstico clínico), las características del desarrollo psicológico y de todas las funciones psíquicas que intervienen en el desarrollo del proceso de aprendizaje. En la actualidad los programas de Eduación Especial están más enfocados en el potencial individual del escolar , sus talentos, sus áreas fuertes en el desarrollo psicopedagógico , que en el diagnóstico clínico y la descripción tipológica de la discapacidad. El conocimiento del diagnóstico clínico del estudiante es muy importante para iniciar el estudio psicopedagógico del escolar, y nos ayuda a seleccionar los instrumentos de investigación pedagógica, que permiten recoger datos objetivos sobre las características del desarrollo individual de el estudiante objeto de análisis y estudio. La planificación y definición de estrategias de intervención pedagógica depende en gran medida de todas las potencialidades individuales del escolar y las peculiaridades de su aprendizaje.
Para un aprendizaje efectivo y productivo es muy importante el estado de los procesos cognitivos: sensaciones, percepciones, representaciones, memoria, pensamiento e imaginación, además de los procesos especiales que rigen toda la actividad psíquica: atención y lenguaje. Existen muchas definiciones de retraso mental o discapacidad intelectual. Analizando algunas de las definiciones revisadas podemos sintetizar la información recogida en esta conceptualización de retraso mental como: un estado del individuo donde producto de una lesión cerebral de carácter generalizado, difuso e irreversible, se provocan alteraciones estables en toda la actividad psíquica, específicamente en las funciones intelectuales que intervienen en el proceso de aprendizaje y en el desarrollo del sistema de necesidades, motivaciones, capacidades, conocimientos, hábitos y habilidades necesarios para el desarrollo de la personalidad. Las causas de esta lesión cerebral pueden ser de tipo: genético, congénito y/o adquirido; y pueden ocurrir en los períodos: prenatal, natal y/o postnatal.
La afectación estable en la actividad cognitiva de estos escolares dificulta la formación de conceptos abstractos, el desarrollo del proceso de lectura y escritura, la comprensión del sistema numérico y las cuatro operaciones matemáticas básicas , la ortografía, la redacción, la comprensión del significado de las palabras ,etc. Estas dificultades no son limitantes para estimular el desarrollo de los procesos intelectuales y activar el desarrollo de otras áreas de gran importancia. Los objetivos académicos y la elaboración de estrategias de intervención educativa se deben enfocar en estimular el desarrollo de:
-Habilidades de independencia que les ayuden a satisfacer necesidades básicas del día a día, como: expresar y comunicar sus necesidades fisiológicas, comer de manera autonoma, bañarse de manera independiente , cepillar sus dientes, cepillar su cabello, mantener una adecuada higiene personal ,con y/o sin ayuda o supervision.
-Habilidades comunicativas a través del uso del lenguaje oral y/o gestual.
-Habilidades sociales , aceptar y compartir con otros escolares y personal educativo en actividades escolares, juegos, tareas académicas, danza, arte, deportes, etc.
-Habilidades sensoperceptuales como aceptar y manipular objetos de diferentes texturas, comer diferentes tipos de alimentos, mantener una actitud apropiada ante los cambios de estímulos sonoros, luminícos, ambientales, climáticos, etc.
-Habilidades motrices: manteniendo una correcta postura durante el día escolar, en el agarre y utilización de materiales escolares (lápiz, crayolas, plastilina, lápices de colores, bloques, piezas de rompecabezas, etc), participando en las actividades de educación física, etc.
Estas son solo algunas de las metas a desarrollar en el trabajo educativo con escolares con discapacidad intelectual de grado moderado a severo. Lo más importante es la integración e inclusión social de estos escolares, estimular el desarrollo de su seguridad y autoestima, de su dignidad humana, de sus emociones positivas y sentimientos. El apoyo positivo de la familia y de todos los factores educativos , sociales y comunitarios responsables por la educación y desarrollo de estos escolares es la base sólida que necesitan nuestros estudiantes con discapacidad intelectual, para disfrutar de una vida plena y digna.
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