Siempre que me dispongo a escribir sobre un tema en nuestro blog dedico mucho tiempo a revisar cuál sería el asunto a abordar y su aporte para las personas y sus familias que gentilmente me visitan en este humilde espacio. Hoy me atreveré a compartir abiertamente muchos de mis pensamientos con ustedes, que en ocasiones llegan a ser preocupaciones sobre el tema de la educación desde escenarios tan primarios y pequeños como la familia hasta la escuela y la sociedad en general.
Muchas son las ramas del saber (como la Sociología, la Psicología y la Filosofía) que detallan las contradicciones que surgen entre las generaciones a través de los tiempos y los contextos históricos. Cada nueva generación contradice la anterior y aporta los elementos necesarios para la satisfacción de sus necesidades generacionales, definitivamente sobre la base de esta unidad y lucha de contrarios (coexistencia de ambas generaciones en el tiempo y contexto social, y antagonismo y/o contradicciones entre ellas) es que se genera el desarrollo de la sociedad en todas las esferas de la vida.
La educación no deja de sufrir transformaciones como toda la sociedad, y es notorio que en las últimas décadas los cambios sociales conectados directamente con los principios educativos muestran un abanico de nuevas ideas y propuestas que estimula la actualización de nuestros conocimientos y el reto de poner en práctica nuevos métodos, metodologías y estrategias de intervención educativa. La tecnología ha sido un motor impulsor de todas estas transformaciones acelerando el ritmo del desarrollo social a pasos agigantados.
En mi opinión todos los cambios que generen transformaciones positivas en la familia, la comunidad y la sociedad en general: bienvenidos sean, pero ojo con negar o desestimar importantes valores cívicos que a través de todos los tiempos y diferentes generaciones han sido la base de patrones educativos de primer orden en favor de los buenos modales y la comunicación amable y generosa. Me refiero a “detalles” tan simples e importantes como:
-Saludar y despedirnos amablemente.
-Escuchar atentamente cuando alguien nos habla.
-Usar palabras que muestren nuestra educación y respeto por los demás como son: permiso, gracias, disculpe, cómo le puedo ayudar, no se preocupe yo le ayudaré, es un placer conocerle, etc.
-Respetar a las personas de más edad, siendo amables y mostrando a ellos cuán importantes y valiosos son para nuestras vidas.
-Reconocer a los maestros y todo el equipo de trabajo del centro escolar como las personas calificadas profesionalmente para planificar, organizar y dirigir el proceso docente educativo. Tanto estudiantes como familiares deben mostrar el merecido respeto a los educadores. Existen muchas opciones de establecer una relación efectiva y respetuosa entre familia y escuela, donde los buenos modales y la actitud positiva no pueden faltar. La prioridad del diálogo siempre es el estudiante, por lo que una posición abierta a la comunicación será a favor de la evolución académica y educativa del alumno.
-Hacer un uso apropiado y saludable de los equipos tecnológicos y de las ventajas que ofrece el conocimiento de la tecnología. La edad de los niños y su nivel de madurez emocional para manejar correctamente toda la información ( páginas web, redes sociales, juegos en línea, chats, ofertas comerciales online, etc) a la que se exponen los niños y adolescentes, es un punto importante a tener en cuenta por la familia al proveerles los equipos tecnológicos más modernos y actualizados. La supervisión y la comunicación son necesarias para guiar a las nuevas generaciones en el uso adecuado y saludable de la tecnología.
-Estimular el desarrollo del estudio independiente durante el tiempo que el escolar está con su familia. Desde los grados escolares elementales la familia debe ser responsable de contribuir al desarrollo de necesidades, motivos e intereses cognoscitivos en los niños. Realizar actividades de estudio agradables y en conjunto con los estudiantes en el hogar permite establecer un vínculo positivo entre escuela familia.
-Las familias donde el padre y la madre de los niños ha decidido separarse o divorciarse deben ser responsables de mantener una comunicación positiva y estrecha en todos los aspectos que conciernen a la crianza y desarrollo de su hijo. Son los máximos responsables de la salud emocional y mental de los niños. No importa el modelo de familia donde se desarrollan los niños, lo importante es que la familia sea responsable y saludable para el desarrollo potencial de la personalidad de ellos . Es muy triste y preocupante ver niños que viven una semana en casa de mamá y otra en casa de papá bajo el total desorden, la inestabilidad y la inseguridad genera la aparición de trastornos emocionales y dificultades en el aprendizaje.
Estas son algunas de las situaciones que a mi entender debemos poner mucha atención pues para nada están reñidas con el proceso de cambios generacionales y sociales. Los educadores tenemos la responsabilidad de velar, estimular y mantener el desarrollo de los valores humanos, escolares y cívicos . El trabajo de consejeria y orientación a las familias debe ser cada día más cercano utilizando estrategias de comunicación efectivas para guiar el proceso de formación y desarrollo de nuestras nuevas generaciones.